Volví hace 2 días pero en cuerpo y alma sigo allí. Sigo en
Dublín, con sus calles pedregosas, sus habitantes dicharacheros y el espíritu
de aquella nación que se levantó en armas contra la opresión británica.
Celtas, creyentes acérrimos en sus historias y leyendas, han
compartido un año más con los millones de visitantes curiosos la alegría de una
fiesta ya internacional.
Los brindis en los pubs abarrotados del Temple bar, la
música en directo, los rincones saturados de motas verdes… Por un momento te
transportas a otra época y empiezas a pensar que te han pegado the luck of the irish.
Se amontonan las catedrales e iglesias en cada manzana.
Cristianos que siguen la estela de Saint Patrick y que alzan su bandera
merecedores de ésta.
Ojos claros, melenas bermejas que hablan una especie de
inglés gallego, se acercan a hablarte sin motivo, sin más intención que una
agradable conversación.
Shamrocks de
tres hojas pintadas en caras sonrientes. Que, según ellos, son las que dan
buena suerte.
Guinness por doquier que, si bien resultan amargas al
principio, terminan convirtiéndose en una adicción opaca y cremosa.
Recomiendo a todo el que pueda acudir a esta hermosa capital
y más aún con motivo de San Patricio. Subiré más fotografías del viaje ya que
mi cámara gritaba capturar cuanto allí acontecía. Y desde luego remarcar que en
este viaje no sólo invitaba el ambiente sino la buena compañía.
Muy bonitas las fotos :)
ResponderEliminarMuchas gracias Esco! Me he metido en tu blog y m ha encantado la foto de la madera rompiéndose pero no me dejaba comentar!
ResponderEliminarLa verdad es que has sacado fotones! No pasa nada, pero muchas Graciias!!:) Pues pásate a ver si te gusta la última foto
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